La blancorexia es la obsesión por unos dientes más blancos, vivimos en un mundo preocupado por la estética física y, cada vez más, la estética dental, y es ya muy habitual acudir a la consulta del dentista con la intención de mejorar no solo la salud de nuestra boca, sino también el aspecto de nuestra sonrisa. El blanqueamiento dental es una de las técnicas más demandadas porque es un tratamiento conservador que ofrece resultados inmejorables reduciendo en varios tonos la tonalidad del esmalte.
Existen alternativas económicas que se realizan desde casa, como el uso diario de cremas dentales blanqueadoras y placas especializadas con geles aclaradores, que no representan mayor peligro para la salud dental.
En la parte clínica, se usan tratamientos con peróxido de hidrógeno (componente activo del agua oxigenada) y peróxido de carbamida con concentraciones del 10 a 30%, dependiendo del caso, que eliminan manchas superficiales y profundas. Otra técnica es el blanqueamiento láser, que se realiza en un consultorio odontológico y es indoloro, que funciona con mayor eficacia debido al calor de la luz.
Sin embargo, el abuso de los tratamientos de aclaramiento dental tienen nefastas consecuencias para la salud dental, puede provocar irritaciones «severas» en las encías, paladar y garganta, así como daños en la matriz del esmalte y la pérdida del mismo. También puede afectar a la pulpa dental de forma «irreversible», así como cambios en la lengua y en la percepción del sabor.
Por este motivo la mejor manera de evitar sufrir este problema dental es acudir a un profesional experto en estética dental siempre que decidamos llevar a cabo un tratamiento de blanqueamiento, olvidando alternativas caseras.
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