Pese a que la saliva es en extremo indispensable para mantener la salud bucodental, en pocas ocasiones nos detenemos a pensar en toda su importancia.
La saliva no sólo se encarga de ayudar en la digestión y procesamiento de los alimentos, también protege la superficie interna de la boca y los dientes gracias a su PH alcalino que neutraliza los ácidos producidos por la placa bacteriana. También, resguarda la superficie interna de la boca; sirve para diagnosticar la diabetes, el cáncer oral y en general las enfermedades periodontales; aporta a los dientes el calcio y fosfato necesarios para remineralizarlos; es un poderoso depósito de flúor; y diluye y elimina los azúcares presentes en la boca.
Cuando la cantidad de saliva disminuye o su composición se altera, aparecen problemas como boca seca, caries y cálculos dentales. Además se produce una enfermedad llamada xerostomía, aparecen problemas para hablar, comer e incluso para soportar la estructura de los dientes, por lo que puede desencadenar la pérdida de una o más piezas. Es común que las personas que padecen este trastorno manifiesten dolor e irritación en la mucosa y que sientan que su lengua está continuamente irritada como cuando se quema con un alimento muy caliente.
Si por el contrario, la saliva es demasiado abundante, frecuentemente se produzcen lesiones erosivas en los labios o la piel de la cara que los bordea, junto a la desagradable sensación que deben soportar quienes permanentemente sienten su boca llena de ‘agua’ y al hablar, comer o dormir pierden control.
fuente: www.fucsia.co
Para cualquier consulta rellena el siguiente formulario, nos pondremos en contacto contigo, estaremos encantados de atenderte:
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.
ACEPTAR