Sí, tus dientes son únicos así como lo son tus huellas dactilares. Nadie más puede tener otros iguales. Este es el motivo por el cual, los registros dentales suelen ser utilizados para identificar restos humanos. Incluso, la boca, en términos generales, permite identificar datos fenotípicos como sexo, edad, estatura, origen, estilo de vida, entre otros.
La dureza del esmalte provoca que, en incendios, tsunamis… las dentaduras sean de las pocas zonas del cuerpo que mantienen inalterables.
En ese tipo de circunstancias los tratamientos dentales se conviertan en una herramienta fundamental para la identificación, porque permiten cotejar los resultados de las pruebas forenses con el historial guardado por la clínica dental del paciente (endodoncias, ortodoncias, implantes).
En ese análisis de los restos, los forenses tienen en cuenta aspectos como el estado de la boca o los tratamientos recibidos para contribuir a determinar el estatus socioeconómico (estadísticamente las personas con mayor poder adquisitivo tienden a visitar con más frecuencia al odontólogo y a invertir en tratamientos de estética dental), la forma y el grosor de la mandíbula (fundamental para averiguar por ejemplo el sexo), el tamaño y la forma del diente (para determinar la edad), si las piezas están desgastadas (por la edad u otros motivos) o amarillentas (si es fumador o no), si padecía bruxismo y rechinar de dientes (entre otras cosas por el nivel de desgaste) si padecía anorexia (que afecta sustancialmente a la salud bucodental).